Quiero sentir cómo la textura de esa nube
roza mi piel.
Quiero saber que no hay sendero
incorrecto, sencillamente porque este se siente como el indicado.
Quiero aprender a dibujarte, con trazos y
todas las imperfecciones que luego hacen de un lienzo en blanco, una obra de
arte.
Quiero fotografiar el mundo con la
agudeza y precisión del ojo humano, incapturable por la tecnología.
Quiero no dudar y convertir la dureza de
una lágrima en un manantial de miel.
Entre tantas cosas que quiero, me pierdo
y me encuentro cada vez con más fuerza, con la certeza de que puedo lograr lo
que sea.
Quiero… y nunca voy a dejar de hacerlo.