martes, 24 de abril de 2012

Gracias


No he terminado de cerrar la puerta y aún dudo de la decisión de atravesarla. Recuerdo el impulso que me llevó a hacerlo y lo mucho que pensé en el deber, en la necesidad, en el deseo, en la dificultad.
La casa se cayó pero el marco seguía ahí. Ya no había paredes, pero el marco seguí ahí. Las ventanas se habían roto, los cristales habían desaparecido a causa de la última explosión… pero el marco seguía ahí. Desolación, pero el marco seguía… ahí.
Puños apretados. Pecho levantado. Parpadeo lento. Pie derecho adelante. Lo demás fue historia. Lo demás ahora se convierte en lata, cinta y proyecciones en mi cabeza. Gracias. Por esta historia, mil veces gracias.