lunes, 26 de julio de 2010

Frases que gritan en silencio



...
When the spark has gone, and the candles are outWhen the song is done and there's no more sound
Whispers turn to yellin and I'm thinkin'

How did we get so mean?
How do we just move on?
How do you feel in the morning when it comes and everything's undone?
Is it cause we wanna be free? 
Well that's not me
Normally I'm so strong
I just can't wake up on the floor like a thousand times before
Knowing that forever won't be


Always sentimental when I think of how it was
When love was sweet and new and we just couldn't get enough
...
You know, I get so sad when it all goes bad
And all you think about is all the fun you had
And all those sorries ain't never gonna mean a thing

How did we get so mean?
How do we just move on?
How do you feel in the morning when it comes and everything's undone?
Is it cause we wanna be free? Well that's not me
Normally I'm so strong
I just can't wake up on the floor like a thousand times before
Knowing that forever won't be

Oh, we said some things that we can never take back
It's like a train wreck tryna hit the right track
We opened up the wine and we just let it breathe,
But we shoulda drank it down while it was still sweet
It all goes bad eventually


Now do we stay together cause we're scared to be alone?
We got so used to this abuse, it kind of feels like home
But, my baby, I just really wanna know...


How did we get so mean?
How do we just move on?
How do you feel in the morning when it comes and everything's undone?
Is it cause we wanna be free? Well that's not me
Normally I'm so strong
I just can't wake up on the floor like a thousand times before
Knowing that forever won't be
...

viernes, 16 de julio de 2010

Se reserva el derecho de admisión

Caminamos y realmente no sabemos a donde vamos. Delimitamos nuestro espacio a aquellas cosas que creemos convenientes y que hasta cierto punto nos favorecen. Cercamos el territorio, destacamos las entradas y hacemos invisibles las salidas. Sin saberlo queremos todo para nosotros.

¿Y si esas cosas o personas que creímos alguna vez beneficiosas son la fuente del error y la discordia? ¿Alguna vez te has preguntado quién está en tu vida y por qué se mantiene en ese sitio? Creo haber conseguido mi respuesta: Por necesidades mutuas. Nadie está ahí por estar, nadie te escucha por escuchar, nadie te tiende la mano sin esperar la otra a cambio, o por lo menos eso es lo que he aprendido a través del tiempo. Es lo que una experiencia tras otra ha dejado en mi camino.

Y en ese recorrido que hago sin darme cuenta, donde hasta ahora el sendero voy haciéndolo dejando bien marcadas mis huellas por si en algún momento tengo que regresar, me encuentro con flashes fugaces de lo que un día fui y ahora soy. Pero mi silueta es cada vez más clara y mi cabeza está cada vez más ajustada a mi cuello. Increíblemente lograr mi nitidez ha ido haciendo que las personas a mi alrededor empiecen a desdibujarse, se vean borrosas y aparezcan las costuras que un día obvié por completo. Y empiezo a cuestionar cada vez más quiénes me rodean. Poco a poco voy haciendo lo contrario, escondiendo las entradas y haciendo visibles las salidas, porque debería haber una caseta que sirva de filtro. Porque llegué a una conclusión: “Se reserva el derecho de admisión”

martes, 13 de julio de 2010


Así empezaba el día, con la misma alarma estridente que inundaba su espacio y sus oídos. Es quizás una razón de suficiente peso como para empezarlo de mal humor, sin embargo, el pesimismo ya lo había inundado por completo. Apagar el sonido es inminente a pesar de la pesadilla que implica despegarse las sábanas y levantarse. Con la ilusión de que el día iba a mejorar, coloca en ese pequeño y oxidado radio el único cassette que tiene, uno que canta a la voz de Carlos Gardel y sus tangos ya tan viejos como el aparato. Y así suena, una canción para animar el día, una canción para volver a empezar, pero esta vez, ya no habría más comienzo.

A través de una pequeña ventana se ocultaba un mundo de posibilidades que Andrés no conocía, opciones que evitó y soluciones que no encontró. Ahora simplemente estaba atado a las consecuencias de sus actos. Andrés había logrado algo de lo que nunca se sintió capaz. Pisó en falso ante la sociedad y es ahora el mundo quien lo condena.

Este hombre perdió el sentido y no quiere recuperarlo. Ha llegado a uno de esos callejones sin otra salida que un gran abismo. Levanta la cara y se mira en el pedacito de espejo que tiene, lo único que quedó antes de estrellarlo contra el piso y tentar los siete años de mala suerte de los que ahora es el experimento más exitoso. Para Andrés el panorama nunca cambia, siempre está teñido por un intenso color naranja y un pálido crema.

El cómo llegó a cometer la desgracia de su existencia, pasó simplemente en una noche fría, de esas en las que el viento sopla y uno puede escucharlo cantar y silbar una melodía triste. Era un hombre sencillo, de esos que se toman la vida como un vivir para trabajar. Su llegada a la casa aquella noche fue distinta, sigilosa pero que luego retumbó en su cabeza. Un sonido de tambores y guitarras lo envolvieron, un olor a azufre llenó sus fosas nasales y un grito desesperado lo hizo tomar los cuchillos. Revuelto como se encontraba, aquella voz tomó posesión de su cuerpo y su cabeza. Retumbaba y zumbaba en sus oídos cada vez más fuerte. Todos los integrantes de la familia que siempre había soñado se volvieron unos desgarradores y amenazantes monstruos, que con ojos y maullidos de gato lo atormentaban. Pronto tuvieron fin. En aquella tranquila casa vivían su mujer y sus dos hijos, que se transformaron en dos fantasmas a la primera embestida del frío metal en sus cuerpos.

Las estridentes voces habían cesado y la casa que una vez había sido su refugio se convirtió en la cueva más horrenda que pudo haber imaginado algún día. Andrés mantuvo su manos pegadas al cuerpo durante un largo momento, que ensangrentadas hicieron marcas en sus pantalones, impregnando su piel, manchando su alma y su esencia. Qué hacer con los cuerpos fue lo siguiente que cruzó su mente. Le parecía absurdo recordar el gato negro y al famoso Allan Poe justo en ese momento cuando la literatura ya no servía para nada. Había asesinado a sangre fría a su familia, ahora tenía que esconderla, enterrarla, olvidarla, borrarla. La solución se transformó en madera, gasolina y un par de fósforos. Su futuro se había convertido ahora en su condena que hacía combustión en la mitad de una sala llena de recuerdos, mientras él huía solitario tarareando la misma melodía triste.

Ahora camina Andrés, por ese callejón sin salida que tomó la forma de un pasillo lleno de barrotes y celdas. Este hombre está condenado a muerte, y hoy es el último día de su vida. Que culmina con la incertidumbre de sus actos y con el recuerdo de ese grito desesperado que un día le inundó la cabeza y que ahora será emitido por él mismo.

lunes, 5 de julio de 2010

Ciudad

Una ciudad puede transmitirte muchas cosas, desde el caos a la serenidad absoluta. Una ciudad puede hacerte sentir merecedora de sus calles, otras simplemente dicen a gritos que te largues. Una ciudad puede levantarte en sus edificios y hacerte respirar el aire más puro, otras pueden hundirte en los suburbios y probar el sabor del asfalto.

Pocas son las ciudades que me transmiten los momentos más sublimes, para qué mentir, es sólo una. Esa de caminos largos pero distancias cortas. Esa de ladrillos rojos y edificios que huelen a historia. Esa de gente callada pero amable. Esa en la que el idioma nunca significó una barrera. Esa en donde conocí y aprendí a querer los tulipanes. Esa en la que viví los días más inolvidables del camino. Esa que sé, algún día regresaré.